Centro de tareas escolares
Barrio de San Pablo (Zaragoza)
Esta experiencia nació, hace 30 años, con el objetivo de hacer algo para ayudar a personas necesitadas. Surgió como iniciativa de los grupos de Confirmación, Catequistas y tres religiosas escolapias: Petra Bendicho, Felisa Cardesa y Divina García.
El Barrio de San Pablo es un barrio pobre, con personas inmigrantes y de etnia gitana. No hace mucho tiempo, leímos en el Heraldo (periódico de la provincia de Aragón): “El mayor foco de pobreza de Zaragoza se concentra en el barrio de San Pablo, la zona más castigada del Casco Histórico. El abrazo integral a este barrio, se tiene que fundamentar sobre el pilar de la educación”.
Ahí acudimos las escolapias, cuyo carisma fundamental es la educación, promoción de la mujer, la familia, inclusión social… Y en respuesta a nuestro carisma, queríamos intentar ayudar en las tareas escolares y refuerzo, a estos niños/as y adolescentes, a la vez que les evitábamos estar mucho tiempo en la calle, no muy recomendable, por los problemas que existen.
Cualquier persona que conozca nuestra tradición no podrá sino hacer una conexión con el inicio de la misión escolapia de San José de Calasanz en el Trastévere.
Número de personas atendidas:
El número de alumnos/as matriculados/as, cada año, está entre 80-85 niños/as, pero por la limitación de espacio porque podría haber más.
Edades/Cursos:
Los cursos que se atienden van desde 3º de Infantil hasta Bachillerato.
Perfil de las personas atendidas:
En cuanto al origen:
En cuanto a las necesidades:
A las personas atendidas les une las necesidades compartidas de:
Refuerzo escolar
Los/las niños/as y adolescentes llegan a la salida de sus Centros educativos donde están escolarizados, de 5,30 a 6,30.
Hacen sus tareas escolares y otras actividades que refuerzan sus aprendizajes, especialmente de materias troncales.
Como los años van pasando, muchos de ellos, ya estuvieron sus padres/madres o hermanos/as en el Centro.
Educación en valores
A través de talleres, en fechas concretas en el calendario escolar o de manera transversal desde la referencia de las personas adultas que participan en el refuerzo, se lleva a cabo la educación en valores, el respeto, la convivencia intercultural.
Apoyo alimenticio:
A la salida, se les da una merienda, conscientes de que para bastantes de ellos/as será la cena.
Dotación de recursos y material escolar:
A estos niños/as y adolescentes, se les proporciona todo lo que necesitan de material escolar para realizar las tareas o hacer tareas de refuerzo: libros de consulta, diccionarios, atlas, cuadernos, bolígrafos, lapiceros, rotuladores, pinturas de distintas clases, tijeras, puzzles…
Están repartidos/as en 6 aulas. Cada una de ellas tiene asignado dos o tres personas voluntarias (muchos/as de ellos/as profesores/as)
El número de personas voluntarias está en torno a 25 personas que según su disponibilidad participan entre uno y todos los días de la semana.
Entre las personas voluntarias hay profesores/as jubilados/as o exalumnos/as de nuestros centros de escolapias. Pero también participan médicos/as, enfermeros/as… Participan también religiosos/as: dos religiosas de las Mercedarias del Paseo de Ruiseñores, un Hermano de La Salle y varios de la Cofradía de escolapios.
El local pertenece a la Parroquia de San Pablo, que también colabora pagando la luz y el agua. En su día, las obras de acondicionamiento, ya que era un solo local empleado como trastero, las hicieron las APAS del Colegio Pompiliano y Calasanz.
Los demás gastos los asume la Congregación de Escolapias, aunque en ocasiones hay colaboraciones que se utilizan según las necesidades de los niños y niñas
El Banco de alimentos ayuda cada 15 días, con alimentos para las meriendas.
Los colegios de Escolapias aportan también material, alimentos, juguetes, ropa, que se reparte durante todo el año a quienes la necesitan.
No son muy constantes en la asistencia, en especial los/las niños/as de comunidad gitana. Sus familias no les obligan y pensamos que muchos/as vienen sólo por la merienda y, es probable que sea su mayor motivación.
Necesitan mucha atención y cariño. Cuando vienen, están a gusto porque lo reciben.
Las chicas de comunidad gitana, al llegar a la preadolescencia, 13 o 14 años suelen dejar de venir al centro.
Las personas voluntarias y las escolapias que inauguraron el Centro hace 30 años, dicen que aunque es lento, el cambio se nota. Cuando llegaron, ninguna madre, y menos los padres, del barrio sabían leer. Hoy, todas las madres saben leer.
Los/las niños/as de procedencia árabe son, en general, más trabajadores/as, en especial las chicas. Tienen interés por prepararse para una mayor integración. En los chicos se nota la huella cultural de una educación machista, les cuesta que la mujer les exija y les mande.
Pasamos lista todos los días, premiando a los/las niños/as que se esfuerzan.
Con las familias hay muy buena relación. Los reunimos tres veces al año para la formación, pero sobre todo, se habla con ellos/as a la entrada y salida del Centro.
Con los colegios donde están matriculados/as, no tenemos mucha comunicación, aunque lo hemos intentado. Les pedimos las notas, y les hemos mandado alguna vez las listas de los/las niños/as que tenemos matriculados/as de sus Centros.
No se hace ningún tipo de difusión porque siempre hay lista de espera.